Obra ganadora del 4to Concurso de Dramaturgia Peruana 2012 “Ponemos tu obra en escena” Centro Cultural Británico
Dramaturgia: Daniel Amaru Silva
Dirección: Gustavo López infantas
Asistencia de dirección: Javier Guerrero
Bergenia (Patricia Barreto) un día recibe la llamada que le anunciaría la muerte de su hermano David en un país al otro lado del mundo. Este se había alejado de la familia hacía diez años y solo habían recibido noticias de él mediante su amigo de la infancia, Miguel (Omar García), quien además ansía casarse con Bergenia, ante lo cual una conservadora madre (Attilia Boschetti) opone férrea resistencia. El matrimonio supondría, para la joven, librarse de las ataduras que sus padres le imponen. Debido a que la mayor excusa que ponen estos para trabar el matrimonio es que “todos los miembros de la familia deben estar presentes”, Miguel opta por “revivir” al hermano muerto, David (Juan Carlos Pastor) jugando con el tiempo para que avale la unión. En esta “visita antes de la muerte” Samuel, un joven actor que encarna a David aparece en la casa y empieza a construir/inventar recuerdos que nunca sucedieron, convenciendo a los padres de ser el hijo que aún no ha muerto; pero no todo será felicidad por el reencuentro, sino que se revelarán aspectos de la vida familiar que habrían determinado el alejamiento del primogénito.
Se trata de una comedia simple pero ingeniosa, que abre con la trágica noticia y que cierra de modo dramático también; que maneja con solvencia el juego con la temporalidad y que enfatiza la idea de que, al fin y al cabo, el tiempo es un invento humano; y que además hurga en los silencios de una familia que pretende aparentar ser armónica y equilibrada, cuando en realidad estos silencios cubren heridas del pasado. Tema aparte es el trabajo de dirección, a nuestro parecer, poco acertado: no se explota el potencial cómico del texto, lo cual opaca el paso a lo tenso y lo trágico, que da como resultado que la obra se torne plana e incluso tediosa de ver; el maquillaje exagerado y la estética que observamos en los afiches y en el programa de mano podría sugerir un énfasis en lo cómico, cuando en realidad esto no se da -el día que asistimos a la función pudimos ver que solo Omar García y Alberto Herrera ostentaban un exceso de maquillaje ¿?- . Los cambios en las tonalidades de la iluminación no son completamente legibles, e incluso parecen ser, por momentos, arbitrarios: quizá desde las seis primeras filas o desde arriba estos cambios se “vean” mejor, pero desde la mitad hacia atrás de la sala -en el primer nivel- no fue así. Otro aspecto importante del trabajo de dirección es la transformación del escenario hacia el final: tal vez impactante para algunos, innecesario para nosotros, pues parece que se pretendiera solamente mostrar la maleabilidad del escenario del Teatro Británico; además, el posible “impacto” no se logra por el ya mencionado mal manejo de la tensión de esta comedia con final dramático. Con respecto del trabajo actoral destacamos a Attilia Boschetti (a quien vimos en un rol muy diferente el año pasado en “Caperucita. Un espectáculo feroz”) como de Tita, la madre controladora y cucufata, con un personaje que nos permite ver su versatilidad como actriz. Por otro lado, volvemos a observar algunos problemas de dicción de Omar García.
Un aspecto importante a juzgar y a pensar, también, es cuán importante es este concurso de dramaturgia en la escena local -que, si no nos equivocamos, es el único-, qué cantidad de textos son enviados a concursar -lo cual constituiría un dato estadístico importante- y qué debemos esperar de él: ¿comedias simples y divertidas?, ¿textos potentes?, ¿cuestionadores? ¿Es este EL teatro que se escribe en el Perú? Lo que sí es una certeza es que hace un tiempo que el Teatro Británico está en deuda con el espectador, de eso no nos cabe duda.