Muestra Final del Taller de Teatro Musical: Cabaret

Dirección: Yoshio Tamaki

Asociación Cultural Antarki

La Asociación Cultural Antarki como parte de las muestras finales de sus talleres de verano -que dan cuenta de un trabajo grupal de aproximadamente de cuatro meses- puso en escena durante el fin de semana que pasó el conocido musical de Broadway Cabaret, de Joe Masteroff, en la sala del Centro Español del Perú; que nos sitúa en la Alemania de 1930 y narra la historia entre Sally Bowles, estrella del cabaret “Kit Kat Klub”; y el novelista americano Clifford Bradshaw, quienes viven un romance durante la coyuntura política de una segunda guerra mundial a punto de estallar. La historia incluye varias coreografías e interpretaciones vocales que entrelazadas por el anfitrión habrían de dar como resultado un montaje ágil y entretenido.

El inicio de la obra se vio afectado por contratiempos que los espectadores desconocemos, y hubo varias imprecisiones a lo largo del musical: un pobre manejo de luces, errores de audio al sincronizar las pistas y el que algunos actores usaban micrófono y otros no -a estos últimos no se les oía casi nada- revela que se debe trabajar aún en la proyección de la voz, sobre todo para una sala tan grande como en la que se dio la obra. Empero, pese a estos factores que podrían ser en primera instancia desalentadores, consideramos que hay cosas importantes que destacar, como el trabajo para la selección y preparación del vestuario y la caracterización de los personajes.

Cabaret en un montaje que demanda a sus actores gran capacidad física para bailar y cantar; y pese a que algunas de las intervenciones coreográficas fueron poco precisas y desordenadas, son destacables diversas intervenciones; entre ellas la de Paz Bringas (en el rol de Fraulein Kost) que ejecuta las coreografías con mayor intensidad y precisión, y logra demostrar indicios de un dominio vocal al interpretar “Mañana me toca a mí” junto con Stalin Castro (Ernst) -aunque en escena este tema no logra traer la carga intensa que tiene en contexto, pues se trata de un himno tradicional nazi-. La participación de Andrea Félix como Sally Bowles presenta altibajos en sus interpretaciones vocales -de ellas destacamos la de “Mein Herr”-, empero creemos que estas, de seguir incursionando en el teatro musical, mejorarán pues cuenta con un timbre vocal que necesita ser pulido. Destacamos también la caracterización de Laura Amasifuén (Scheneider). Sin duda, la figura de este montaje fue Víctor Rujjel en el rol de Emcee, el anfitrión; preciso y pulcro, con una interpretación vocal y caracterización memorable y con una solidez y presencia en escena que opaca a los demás -este aspecto debería ser manejado por el director, quizá recurriendo a otros elementos para que los demás actores no se “pierdan” de la vista del espectador cuando una interpretación como la de Rujjel aparece-.

Es importante que actores en formación aprendan y sigan enriqueciendo su formación al exponerse a un público general, despertando así reacciones como la nuestra, que, pese a que consideramos hubo imprecisiones, creemos también que los actores en su mayoría tienen potencial que trabajar y perfeccionar en pos de enriquecer su desempeño en escena y seguir gestando un espacio para el teatro musical en nuestro medio.